Ya hemos dado la bienvenida al verano y
con él al aumento de las temperaturas, lo cual hace que mantenernos
correctamente hidratados adquiera una importancia aún mayor a la
habitual.
El agua es, con diferencia, el
componente más abundante en el organismo, llegando a constituir
hasta el 75% de los más pequeños y en torno al 50% de los más
mayores. Este hecho no es aleatorio sino que se debe a las
importantes funciones que el agua desempeña en nuestro cuerpo y sin
las cuales la vida no sería posible: transporte de nutrientes,
sustancias de desecho y oxígeno, regulación de la temperatura
corporal, amortiguación, lubricación...
Por otro lado, nuestro organismo pierde
agua a través de la orina, la defecación, la respiración y la
transpiración; pero no es capaz de sintetizarla por sí mismo por lo
que es imprescindible que se la aportemos en cantidad suficiente.
Balance hídrico |
De manera global se establece que
debemos beber en torno a 1,5- 2 L de agua al día, o lo que es lo
mismo unos 8 vasos al día.
Es cierto que esto se adapta a la gran
mayoría de la población y circunstancias, pero hay que saber que
hay situaciones especiales en las que el consumo a de ser mayor.
- Episodios de diarrea, vómitos o fiebre elevada.
- Ejercicio físico intenso.
- Elevada temperatura ambiental.
- Dieta hiperproteica.
- Ingesta de determinados medicamentos.
Especial cuidado hay que tener en este
caso con los ancianos ya que se trata de un grupo con alto riesgo de
deshidratación por diversos aspectos: disminuye la capacidad de su
organismo para concentrar la orina, disminuye la sensación de sed y
a menudo tienen dificultades de diversa índole para acceder a
alimentos y bebidas.
Hay mucha gente a la que le resulta complicado ingerir la cantidad de agua recomendada por diversos motivos, por lo que es importante conocer que el agua no
sólo la podemos obtener a través de los líquidos sino también por medio del consumo de alimentos y a través de los diferentes
procesos metabólicos que también la generan. ¡Nadie tiene excusa!
Alimentos ricos en agua:
Los grupos de alimentos que mayor
contenido en agua poseen son las frutas, verduras y hortalizas,
pudiendo llegar a un porcentaje en este nutriente superior al 90%:
sandía, melón, piña, lechuga, tomate, pepino...
Esto es una ventaja ya que además de
hidratarnos, nos darán sensación de saciedad con muy pocas
calorias.
Además, las maneras de consumirlas son
infinitas y aptas para todos los gustos: ensaladas, macedonias,
zumos...
Dos ejemplos claros de esto son el
gazpacho y el salmorejo una opción perfecta para nuestros primeros
platos.
Receta de gazpacho para cuatro personas:
Ingredientes:
1 kg de tomates maduros.
1 pimiento verde.
Medio pepino pequeño.
100 gr de cebolla.
1 diente de ajo.
3 cucharadas de aceite y 3 de vinagre.
1 pizca de sal.
Cómo hacerlo:
Ventajas nutricionales:
Elevado aporte de agua, vitaminas y antioxidantes y bajo en calorías.
Cómo hacerlo:
- Lavar las verduras y prepararlas: cortar los tomates en varios trozos, quitar el rabilllo y las semillas al pepino y cortarlo, pelar y cortar la cebolla y el pepino y pelar el ajo.
- Ponerlas todas juntas y batirlas hasta que no queden trozos.
- Añadir la sal, aceite y vinagre y olver a batir mínimamente.
- Probar y corregir la cantidad de sal y vinagre. También se puede añadir pan para darle consistencia.
Ventajas nutricionales:
Elevado aporte de agua, vitaminas y antioxidantes y bajo en calorías.
Deshidratación:
Este trastorno ocurre cuando o no
ingerimos suficientes líquidos o perdemos un exceso de los mismos.
Los primeros síntomas que notaremos,
los más leves, son sed, boca seca, dolor de cabeza o calambres
musculares. Si la situación se agrava pueden darse episodios de
irritabilidad, mareos o confusión.
Pautas para una correcta hidratación:
- Beber antes de tener sed: Es importante que, sobre todo en esta época, llevemos siempre con nosotros una botella de agua de la que podamos ir dando pequeños sorbos cada poco tiempo.
- Beber agua antes, durante y después de realizar ejercicio físico. La composición de las bebidas para la práctica deportiva variará en función del tipo de ejercicio, la duración y la intensidad del mismo.
- Evita realzar ejercicio físico en las horas centrales del
- Consumo elevado de alimentos ricos en agua.
- Uso de ropas frescas, claras y amplias.
- Evitar el consumo de bebidas excesivamente frías o calientes.
- Reducir el consumo de bebidas ricas en azúcares, cafeína o alcohol.
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