26 noviembre 2013

Dieta Mediterránea

A lo largo de la historia, han sido muchos los pueblos que han vivido en la cuenca mediterránea. Todos ellos han ido aportando alimentos y técnicas culinarias que se han ido adaptando a las condiciones de las diferentes áreas geográficas.

El resultado de toda esta interacción entre culturas es uno de los modelos alimentarios más valorados y saludables a nivel mundial: La dieta Mediterránea.

Una de sus características fundamentales es que no se trata de un modelo uniforme, estable e inamovible; sino que está en continúa evolución gracias a que permite la incorporación constante de alimentos y técnicas culinarias. Esto, además de permitir su permanencia a lo largo de los siglos, posibilita su predominio en poblaciones de lo más variopintas.
Trilogía mediterránea: vino, aceite y trigo
Trilogía mediterránea: vino, aceite y trigo



A pesar de toda esta diversidad, la dieta Mediterránea se basa en una trilogía fundamental: el trigo, el aceite de oliva y el vino.

Además, las legumbres, las frutas, verduras y hortalizas, la cerveza o el pescado juegan un papel esencial.
Se trata, en todos los casos, de alimentos con un alto valor biológico y de los que numerosos estudios epidemiológicos han demostrado su contribución a la prevención de diferentes enfermedades como el cáncer, trastornos cardiovasculares o la obesidad.

De hecho, y a pesar de que este modelo comenzó a fraguarse hace más de 6000 años, desde el punto de vista científico no surge hasta los años 60 a través del estudio “ de los siete países”.
En él, se evaluaron hábitos dietéticos de la población de varios países de distintos puntos del planeta sin atender a aspectos genéticos ni al estilo de vida.

Se comprobó que en Grecia y el sur de Italia, únicos países mediterráneos del estudio, había una tasa de mortalidad por enfermedad cardiovascular muy por debajo de EEUU, Yugoslavia o Finlandia entre otros, a pesar de que estos últimos tenían un mejor sistema sanitario y condiciones de vida.

Estos resultados sólo podían tener una explicación: la dieta.

En la actualidad, tenemos a nuestro alrededor gran variedad de factores y condiciones que nos pueden llevar a irnos alejando poco a poco de este modelo que tantos beneficios trae para nuestra salud por un lado y, para la conservación de la cultura y paisaje típico de nuestro país por otro.

Además, podemos pensar que seguir unas pautas dietéticas de hace 50 años no es sencillo. Sin embargo, sólo hay que seguir algunos consejos:
-          Frutas, verduras y hortalizas en abundancia, especialmente de temporada.
-          Alimentos frescos frente a procesados.
-          Aceite de oliva como grasa culinaria.
-          Cereales integrales, frutos secos y legumbres a diario.
-          Productos lácteos a diario aunque con moderación.
-          Pescado y aves entre 2 y cuatro veces por semana. En el caso del pescado, alternando el azul (graso) y el blanco (magro).
-          Huevos de 1 a 4 veces por semana.
-          Consumo moderado de vino. Especialmente con las comidas.
-          Consumo muy reducido de carne roja.
-          Especies y condimentos para aderezar nuestros platos.



¿ Os atrevéis a probarlo?  


No hay comentarios:

Publicar un comentario